5.11.03

"SÉ FELIZ, SERÁS UN GANADOR Y HALLARÁS EL AMOR DE TU VIDA”
(¿asuntos del corazón?)

¿Qué ocurre cuando uno comienza a filosofar colectivamente en la internet, lo que uno no se atreve a arengar a los demás en persona o en público por los numerosos complejos que nuestra fabulosa sociedad conservadora nos ha legado?
¿Cuál es la razón moral para aceptar el estímulo colectivo y la obligación de tener la voluntad (sincera o no) de un buen sentimiento hacia alguien o algo, incluso con la religión? ¿Qué hacer con estos condicionamientos de la personalidad? ¿Por qué dentro de esa redención, anhelamos la aceptación social y más que nada la percepción ante los demás de ser buenas personas?
O bien ¿Por qué creemos suponer que una respuesta fácil a una cuestión compleja puede ser la solución a nuestra falta de orientación espiritual, sentimental o existencial? ¿Para qué darse tanta vanidad e importancia? ¿De qué se trata?
Lejos de leer las reflexiones superficiales en masa lo que preocupa es la actitud ante valores fundamentales que se supone, nos debería de consolidar como individuos como la sinceridad, la honestidad, el afecto, la alegría, la fraternidad, la lealtad, la caridad, la honradez, etcétera.
Al contrario parece promoverse con aceptación la enajenación de facto de ideas materialistas llenas de filosofía conformista y banal.
Esta clase de retórica parece irse dando dentro de la evasión de un problema complejo de fondo y dentro de una fuerte depresión o falta de autoestima que posiblemente puede ir incrementando un denso complejo de inferioridad.
Es como si nos preocupara caminar (y la forma en que debemos de hacerlo) por una calle con nombre y más si el nombre es de algún repugnante cacique o de un político corrupto de mierda... El asunto es andar, y andar con conciencia. El sentido de orientación debe venir desde adentro para que pueda interpretar los signos exteriores.
Otra preocupación es la docilidad del lenguaje ¿Por qué se tratan temas que suponen a uno debe causarle derramar lágrimas? ¿Por qué acaso, no se habla de cuestiones subversivas en cambio? ¿Por qué esa vocación de querer comunicarse inflexiblemente, de modo que uno luzca políticamente correcto? ¿Por qué pretender hablar sobre nuestras incógnitas como si todos "cojeáramos del mismo lado y del mismo pie" o nuestro "ojo tuerto" fuese el mismo? ¿Por qué guardar las apariencias y conducirse como si se respondiera a una autoridad invisible que censura y regula nuestras ideas además de nuestros sentimientos?
En esos tipos de mensajes se soslayan asuntos graves como si al negarlos no existieran. Bien podría hablarse sobre la dictadura de la tecnocracia y cómo los poderes globales nos gobiernan especulando con los capitales de inversión para mantener el control, dejando en la miseria a los países del tercer mundo - como es el caso del nuestro- con una muy mala distribución de la riqueza y que es otra forma de manipulación.
También podría hablarse del nuevo tipo de censura en la forma económica a cualquier expresión de disidencia que está imponiendo el mercado, el cual consiente las expresiones acartonadas, programadas, predecibles y triviales (por ejemplo: si se trata de una canción, pues nada más no la programan, la pasan a las once de la noche o a las cuatro de la madrugada en cualquier medio y se acabó la rabia. En los horarios buenos ponen puras rolas prefabricadas artificialmente y de moda por el asunto de la rentabilidad pero no por la calidad y la cualidad en términos creativos y expresivos)
Este tipo de poderes planetarios están degradando la capacidad de reflexión individual y manipulando el inconsciente colectivo por medio de muchas técnicas de persuasión y dinámicas psicológicas con el fin de aletargar y adormecer el criterio y el pensamiento libre. Al mismo tiempo que están imponiendo de manera opresiva una nueva forma colectiva de Ser que en mucho recuerda a la intolerancia del fascismo.
No admitir esas reglas de la ideología dominante es no estar dentro del rebaño y una oveja negra será buscada para llevarla al patíbulo ante los lobos. Bien podría esa oveja negra llevar por el mal camino al rebaño entero al encontrar campos libres para pastar y echar a perder el negocio del ganadero latifundista...
¿Sigue siendo tiempo de hipocresías?
¿O podremos decir como Tracy Chapman que aún podemos estar deseando y soñando un mundo mejor sin importar cuán irreal, desesperanzado y tonto pueda parecer?

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