5.11.03

IGNORANCIA
A mi padre


Antes de la fogata todavía no salían las estrellas
Fue cuando sopló fuerte y como por ‘deafault’ apareció ese polvo negro que se come el día.
El conejo apareció brillante con sus cohetes esporádicos que aventaba de cuando en cuando para no aburrirse.
Luego el viento llegó a los huesos como llega el efecto invernadero a la piscina congelada del hipotérmico vecino suicida.
Nada de noticias llegaban a mi corazón hecho trizas de no saber cuando daba el sereno la hora cero y cuál de esas horas sería el de mi fallecimiento.
Nada hay en los libros sobre eso, sólo poesía; poesía que corroe las entrañas arañando los ojos y las membranas dilatadas y viscosas ante la incertidumbre del momento perdido.
Antes de cruzar el túnel, no sabía que dormiría sobre uno tambaleante hasta que el campesino me corrió advirtiéndome del dulce peligro de la ignorancia y de la alegre carcajada de la soledad.



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